lunes, 28 de enero de 2013

Aquí tenéis el enlace directo de mi web y si estáis interesados y queréis profundizar un poquito más no dudéis en poneros en contacto conmigo.

http://www.arpsicologa.com

Gracias.

jueves, 24 de enero de 2013

CARACTERÍSTICAS DE LOS TRES FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL MOBBING II.


Las víctimas, ¿existe un perfil para ellas? Irigoyen afirma que no existe un perfil psicológico para este tipo de víctimas. Aun así, enumera algunas características circunstanciales e individuales que inciden en la probabilidad de que ciertos sujetos se conviertan en víctimas de mobbing: Personas no sumisas que se resisten al formateo; personas cuya capacidad y eficacia difiere del grupo; quienes no tengan una buena red social; personas debilitadas temporalmente por dificultades personales cuya fragilidad sea patente hacia los demás; y personas cuyo puesto les exigen cooperar alto, aunque tienen menor control sobre la tarea en comparación con el resto de compañeros.

González de Rivera (2002) cita otras connotaciones de las personas candidatas al acoso:

1. Autenticidad o tendencia a la autorrealización con fidelidad hacia uno mismo;
2. Inocencia reactiva o defensiva;
3. Dependencia afectiva.

La fragilidad, la baja autoestima, la falta de habilidades para establecer redes de apoyo social, la inseguridad en cuanto a la eficacia laboral, etc., son factores de vulnerabilidad en el mobbing. Sin embargo, todas ellas pueden interpretarse más como una consecuencia más de las circunstancias que rodean a la víctima que como variables características propias de su personalidad. Por tanto, vemos como la tesis de la ausencia de rasgos de personalidad es defendida a través de dichos argumentos.

Y para finalizar, mencionaré las características de la organización, el clima laboral o el estilo de liderazgo que favorecen los casos de mobbing. Surgen conflictos de intereses entre sus empleados y un alto grado de estrés organizacional. Los recursos económicos y de poder están mal gestionados, hay centros de trabajo con alto grado de estrés y escasa seguridad (educación) apareciendo contratos efímeros, organizaciones muy jerarquizadas que inhiben la actuación reivindicativa del empleado para este tipo de fin, grandes organizaciones que ven incrementar los conflictos a medida que crecen los contactos interpersonales, organizaciones con productividad no evaluada donde las relaciones juegan un papel decisivo en la promoción de las carreras y realización de actividades no éticas de manos de la empresa o de la dirección, que crean el clima optimo para el desarrollo de este tipo de problemática.

Surge el concepto de whistleblower, donde los sujetos pueden denunciar cualquier disfunción en el sistema.
Y González de Rivera destaca la posibilidad de aislamiento de la víctima, sometida a procesos de filtros y selección para su acceso a la información, la falta de cohesión o desvinculación del grupo como miembro, y la improductividad como factores que favorecen la aparición del mobbing.

A.R.
Fuente: Cursos de Postgrado en Psicopatología y Salud.

lunes, 21 de enero de 2013

CARACTERÍSTICAS DE LOS 3 FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL MOBBING I

Los factores referidos a tal proceso son la personalidad del acosador, las características de la víctima, y las características de la organización.

Con respecto a las variables individuales y circunstancias del agresor, podemos plantearnos dudas acerca de la existencia de este perfil psicológico o, si en algún momento cualquier sujeto puede convertirse en acosador. Son diversos los autores que opinan acerca de ello.
Por ejemplo, Hirigoyen (1999; 2001), defiende la existencia de un perfil de personalidad de “acosador” perverso y narcisista y con rasgos paranoides que le permiten auto convencerse de la razón y justicia de su actividad destructiva. Son sujetos que pueden parecer psicópatas agresivos, sujetos peligrosos y cuya seguridad y autoestima se va nutriendo a través del daño y humillación que pueden ocasionar a los demás, sintiendo una enorme satisfacción emocional por ello.

Después, la autora prefiere asumir una concepción donde el perfil de acosador no está tan marcado, ya que afirma que todos podemos mantener actitudes perversas en ciertos contextos y con determinadas personas, pudiendo incluso realizar dichas conductas sin tan mala intención. Algunos perfiles psicológicos están más predispuestos que otros para ejercer este papel, por lo que se estima que trabajadores neuróticos ansiosos, con personalidad obsesiva o de tipo narcisista, personas con cargos de jefatura con comportamientos tiranos, o de forma paranoica, o personas que lo saben todo, que no son capaces de reconocer al otro, rivalizan con él y terminan sometiendo al resto a un ambiente de trabajo problemático y bajo un estilo que hace que estalle el conflicto.

Otros autores como Garrido (2000) o Babiak (1995) comparten dicha visión, por lo que definen a este tipo de acosador manteniendo su perfil psicopatológico.
González de Rivera (1997) resalta en estos sujetos tres características personales: La mediocridad, la envidia maligna y la necesidad de control, haciendo que se conviertan en personal totalmente deshumanizado hacia el subordinado y compañero de trabajo.

Desacreditar y hundir a la víctima potencia la aparición de un proceso de estigmatización. El poder y carisma del acosador, junto a la actuación del resto de los empleados, intervienen en la respuesta de la víctima. Las víctimas pueden reaccionar ignorando el acoso, hostilmente e, incluso en según que casos, defender al hostigador. Suele ser raro que todo un equipo ataque a un solo individuo, el 40% de las víctimas son acosadas por dos, tres o cuatro personas (el acosador ha encontrado aliados) y hay casos en los que el resto de compañeros lo permiten ignorando el proceso del acoso.

Por otro lado, hay autores que abogan por la inocencia del acosador y destacan desconocer las consecuencias de sus conductas de hostigamiento. 

Sin embargo, Björkqvist, Österman, y Lagerpetz (1994) recurren al “el cociente” efectivo /peligroso” como estimador individual de las consecuencias positivas y el peligro de un acto agresivo. Para ellos y dentro del proceso de mobbing, el agresor procura maximizar los efectos positivos, minimizando los riesgos de su conducta de hostigamiento (venganza, condena social, o reprimenda del superior). El intento de ajuste de tal ecuación explicaría tanto las características de las conductas del acosador (encubiertas y soterradas), como la mayor probabilidad de mobbing en instituciones o sectores públicos, donde no se evalúa la productividad de forma objetiva y donde las relaciones interpersonales en el trabajo juegan un papel que determina una posible promoción.

(Sígueme en el próximo post).
A.R.
Fuente: Cursos de postgrado PSICOPATOLOGÍA Y SALUD.

domingo, 20 de enero de 2013

TRATAMIENTO DE LA DISPAREUNIA II


En términos generales, la terapia seguida para el problema específicamente sexual la centraré, en primer lugar, en tratar de aumentar el grado de satisfacción general de la pareja en su relación sexual, independientemente de la actividad de coito. Instruiré a la pareja para que se dediquen más tiempo a sí mismos y a aquellas actividades que les lleven a aumentar su grado de excitación. Qué “tú” participes de una manera más activa en la relación sexual, indicando incluso, poco a poco, las actividades que más te gustan es esencial.

Mediante dicha estrategia modificaremos, asimismo, las propias expectativas negativas de temor o de miedo respecto a la relación sexual, cambiándolas por otras más atractivas y positivas. Parece lógico que si la pareja comenzaba a estar tranquila y a sentirse a gusto el uno con el otro en su relación sexual, es probable que aumentaría el nivel de agrado y apetencia para dicho acercamiento.

Abordaremos el dolor experimentado durante la penetración hacia el final de la terapia. Suele suceder que al acordar empezar a considerar la problemática, se produce un retroceso en los avances que va consiguiendo la pareja, las chicas pueden volver a sentirse inseguras y temerosas de forma similar a como se sentían en el inicio de la terapia, e incluso, puede que te estés planteando abandonar el tratamiento.

Os ayudaré a superar este tropiezo, recurriendo si preciso a sesiones de tipo individual. Te expondré a vivir en imágenes situaciones de penetración. Al principio de la aplicación de esta técnica (Desensibilización Sistemática) resulta imposible imaginar el comienzo de la penetración de manera tranquila y relajada. Contrariamente, y de inmediato emergerán todos los miedos que padeces.

El entrenamiento en relajación y las exposiciones sucesivas a esa situación irán haciendo que la sintomatología vaya desapareciendo. Progresivamente, nuestra cliente ira superando el problema, consiguiendo permanecer tranquila mientras en su mente va imaginando cada una de las situaciones temidas (items), hasta el logro de la habituación completa a la actividad coital en una situación imaginaria.

Alcanzado dicho objetivo, iniciaré la terapia sexual propiamente dicha, encaminada a enfrentar directamente el miedo a la penetración. Si estás interesado en conocer “como”, escribe a info@arpsicologa.com


A.R.
Fuente: Terapia Sexual. José Antonio Carboles.




domingo, 13 de enero de 2013

TRATAMIENTO DE LA DISPAREUNIA I.


  1. Debemos tener muy en cuenta la situación por la que atraviesa la pareja, ya que ésta puede estar influyendo de forma directa en el mantenimiento del problema.


  1. Modificaremos la asunción y distribución de responsabilidades dentro de las tareas o actividades puramente relacionales asociadas a tareas cotidianas a realizar dentro de la casa, para que ambos miembros comiencen a colaborar en alguna actividad común.

  1. Les entrenaremos en nuevas pautas de comunicación así podrán hacerse peticiones mutuas de manera más adecuada. Entrenamiento en la emisión y recepción de mensajes positivos del uno hacia el otro (aumento en la frecuencia con que intercambian agrados o reforzadores positivos) para utilizarse en cuanto se percibe el mínimo cambio positivo por parte del otro. Como resultado de dicha práctica la pareja empieza a ser capaz de ponerse de acuerdo en compartir la realización de actividades y tareas entre los dos, lo que hace que se sientan más cerca el uno del otro, y valorar mucho mejor el esfuerzo que cada uno pone en la actividad.

  1. Conseguir que entre ellos dejasen de hacer atribuciones globales y estables respecto a lo que no les gustaba del otro, haciéndolo de forma mucho menos absoluta y categórica. Ej., en lugar de pensar: “seguro que ahora el señorito me organiza el fin de semana como a él le apetezca y yo a decir que sí como siempre”, seré menos estricta y más positiva pensando, “por estas fechas solemos ir a casa de sus padres, seguro que querrá ir, voy a recordárselo”.

  1. En definitiva, cambiaremos la percepción negativa que cada uno tiene sobre el otro, en el sentido de pensar que se comportaba así para molestar o por falta de interés, y que, en lugar de ello, interpretara estas situaciones más en términos de la funcionalidad, o por la falta de habilidades por parte de la pareja. Este es uno de los objetivos más difíciles de la terapia, ya que implicaba un cambio bastante radical en el modo de conceptuar los problemas que la pareja arrastra desde hace varios años, pasando de pensar que el otro no quería hacer una determinada conducta, a interpretar ésta en términos más positivos, pensando que dado que no lo había hecho en los últimos años, no cabía esperar que lo hiciera, sin alguna dificultad, en ese momento. Así irán aumentando los intercambios de interpretaciones y de conductas positivas entre la pareja, al igual que el nivel de responsabilidades que comparten. Si logramos que la pareja comience a encontrarse satisfecha en esta primera fase de la terapia, estaremos preparados para el abordaje del problema sexual propiamente dicho.


A.R
FUENTE: TERAPIA SEXUAL, José Antonio Carboles.
(Sígueme en el siguiente post, tratamiento DISPAREUNIA II).




jueves, 3 de enero de 2013

CASO CLÍNICO DE DISPAURENIA EN LA MUJER.


Refieres tu queja acerca de molestias al principio y dolor después, durante la penetración. Se crea una barrera entre la pareja que evoluciona hasta convertirse en un miedo o temor manifiesto por tu parte hacia las relaciones sexuales, y se refleja en que cada vez espacias más los acercamientos sexuales.

Tu pareja, por su parte, interpreta la situación como un rechazo hacia él, por lo que poco a poco comenzáis a distanciaros física y emocionalmente.

Este caso y, tras una breve evaluación psicológica, podemos considerarlo como un caso cuyo problema es de origen psicológico, siempre que hayan quedado descartadas posibles causas orgánicas explicativas de esta dificultad sexual en diferentes pruebas médicas.

La sensación de dolor en repetidas ocasiones hizo que se condicionara (aprendiera) una respuesta de ansiedad anticipatoria ante la realización del coito, dificultando que la relación sexual concluyera como satisfactoria.

En la actualidad, ya no es sólo el dolor el motivo de tu problema, sino también y como quedaron reflejados los pensamientos anticipatorios del propio dolor, la atención selectiva a dichas sensaciones negativas, adoptar una considerable pasividad en tu comportamiento sexual y los propios pensamientos negativos distractores sobre la relación de pareja que aparecen durante la relación sexual.

Este puede ser el caso típico, en el que todos estos factores pueden contribuir, en mayor o menor medida, a una insatisfactoria relación sexual presentada por ti y por tu pareja, el mismo caso que el de otras tantas parejas.

AR.
Fuente: Terapia Sexual. José Antonio Carrobles.

(Sígueme en el siguiente post /:TRATAMIENTO)