domingo, 16 de octubre de 2011

Cuando el dolor te aprieta...

La idea de que vivir de una manera sosegada y sin preocupaciones esta relacionada con la salud, (Hipócrates ya incluía de manera integral pensamientos referidos a la salud y la enfermedad) es acercarnos sutilmente hacia un manejo del estrés devenido por la enfermedad.
No sólo el pensamiento griego sino también el oriental ya, hace miles de años ahondaron sobre el tema.

Por no abundar en lo sabido, incluso el refranero nos da recomendaciones para poder vivir bien: “Saber olvidar es saber vivir”, o “Reírse de todo, y no apurarse por nada, vida larga y descansada”, junto con recomendaciones encaminadas a este fin como “Necedad es contender con quién no puedes vencer”, “Acorta tus deseos y alargarás tu salud” o “Antes doblar que quebrar” son ejemplos de ver la realidad donde se sugieren formas de vida que ayudan a mantener la salud.

El ser humano en infinidad de ocasiones se enfrenta a la aparición fortuita de sucesos estresantes reales o imaginados a los que siguen una estimación cognitiva e integración afectiva. Después viene una activación de los mecanismos de disparo neurológico (traducción  de los procesos cognitivos en sucesos neuronales), que provocan una respuesta fisiológica de estrés a lo que inmediatamente sigue la activación del órgano diana que va a ser lesionado en primer lugar y por último el afrontamiento de las actividades o de intento de solución de problema que genera la respuesta.

El proceso relatado con anterioridad responde al proceso hipotetizado planteado por Everly (1989) desde donde pueden deducirse ciertas estrategias para superar una situación, para superar en este término la situación del dolor:

Tratar de  minimizar los estresores biogénicos (por ejemplo, disminuir la exposición a los simpáticomiméticos) y minimizar los estresores psicogénicos ( por ejemplo, analizar los factores presentes, relacionados con las demandas de la vida y de las metas que se hayan propuesto) son formas para combatir el dolor.
Promover algunas variaciones ambientales con el fin de disminuir la acción estresora son formas para  conseguir una disminución de la activación del órgano-diana (del órgano que llora).

A veces el estadio de estimación cognitiva-afectiva de los estresores no es nocivo, pero cuando si lo es, podremos actuar o disminuyendo dichos estresores (en el caso de una enfermedad o dolor buscando curación y acudiendo al doctor) y sino es posible su eliminación, la eliminación de dicha enfermedad, buscaremos disminuir su efecto interpretando los sucesos (tal como sucede con las enfermedades crónicas), aunque usualmente se llevan a cabo estrategias mixtas donde disminuyen los efectos (disminución de signos y síntomas mediante fármacos u otras soluciones médicas).
La reestructuración cognitiva y emocional mediante intervención psicológica son otras formas de inducción de salud.

Una opción alternativa consistente en la disminución directa de la activación fisiológica con técnicas de relajación progresiva, entrenamiento autógeno, meditación trascendental o técnicas de biofeedback, se aplicarán en estos casos.

Expresar ideas y emociones son otras estrategias para la disminución de la respuesta de estrés.

En general y para finalizar, las técnicas de relajación muscular provocan resultados muy positivos en poblaciones clínicas en casos de ciertas patologías tales como la hipertensión arterial, jaquecas e insomnio, o incluso para la recuperación en caso de  intervenciones quirúrgicas.
La relajación tiende a ser eficaz para el logro de cambios en el sistema inmune de modo que aprendamos, dejémonos asesorar, y practiquemos una buena relajación.

Enfermedades crónicas y psicología. Vicente Pelechano




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