martes, 14 de febrero de 2012

TALLER COGNITIVO DEL ESTRÉS II


Si la interpretación de una situación cambia, la respuesta cambia. Por tanto no es la situación la que provoca la respuesta, sino su interpretación. Si conseguimos interpretar el aumento de tareas como algo no tan negativo, casi seguro que nuestras alarmas decrecerán.

La intervención sobre cada una de estas tres variables y su correspondiente metodología nos llevan al control de la respuesta, por lo tanto, nos conducen a un mayor control del problema.

Muchas veces es conveniente la intervención sobre la interpretación. No solo basta con plantear interpretaciones más positivas sobre lo negativo de cualquier situación, si no que a veces son necesarias otras interpretaciones alternativas, que debiliten la interpretación inicial, utilizar la reestructuración cognitiva para ello, es una de las técnicas adecuadas. Evitar mantener interpretaciones rígidas y tratar, que el cliente sea más flexible son nuestros objetivos. (Detención del pensamiento).

Los cambios, el diálogo para que cambien nuestras situaciones son otra forma de intervención, (pedir a quién nos atribuye labores que nos desbordan un cambio, es una solución, una solución que por otro lado tiene que ver más con nuestra conducta que con el pensamiento), pero que deberemos también tener en cuenta.

Cuando el terapeuta interviene sobre la respuesta, y trata que el individuo responda diferente a como lo había hecho cuando tuvo lugar la circunstancia que lo llevó al desequilibrio (es decir, en este caso cuando se pretende que el sujeto se desenvuelva con menor grado hostilidad, enfado, etc ante la petición de aumento en sus tareas, el incremento de la productividad), estaremos frente a otra forma de intervención, que maximiza un alto grado de éxito sobre el problema planteado. 

Utilizar técnicas que consigan disminuir altos niveles de hostilidad como por ejemplo, técnicas de relajación u otras habilidades de control que eviten respuestas negativas, respuestas de estrés, son fundamentales en estos tratamientos.

He aquí un ejemplo claro y práctico sobre el que debemos aplicar relajación, técnicas de control, y “otras” como la reestructuración, para poder superar el grado de tensión al que nos vemos sometidos en situaciones bajo presión.

A. R.

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