domingo, 18 de diciembre de 2011

SALUD Y PROCESO DE CAMBIO.

En algún momento de la vida del ser humano sentimos que algo no va bien, que es necesario un cambio. Algunos hábitos a los que nos hemos acostumbrado son una carga para nuestro bienestar físico y nos planteamos la necesidad de cambiarlos para poder seguir y estar bien.

Es entonces cuando decidimos o pensamos en la necesidad de un nuevo “modus vivendi”, en algunos casos, ciertas conductas se han encargado de causar ciertos estragos o deterioro en nuestra existencia y es entonces cuando nos planteamos “cosas”, cuando observamos la necesidad de su abandono.

Se trata de “aparcar” las conductas consideradas como un poquito menos sanas, menos saludables, entre las que se encuentran dejar de fumar, beber, dejar algunas dietas poco cuidadosas, practicar algo más de ejercicio físico, o abandonar aquellas que impiden con el trascurso del tiempo la perdida de nuestra salud.

Plantearnos estas nuevas metas no es un camino nada fácil y llevarlas a fin todavía mucho menos.

Hay una serie de procesos que intervienen entre la intención y el desarrollo de estos nuevos cambios. Nuestra actitud ha cambiado, ahora pensamos en los beneficios que nos reportarán nuestros cambios, pero son muchas las barreras que se nos presentan antes de llegar a la consecución de los mismos.

Si pensamos en el caso de una persona que decide abandonar su habito de fumar, es evidente que, ponderará algunos costes antes del cambio, costes del tipo de, ganancia de peso a la que se someterá tras dejar su hábito, su irritabilidad del principio, el barajar la opción de no salir a fiestas o coincidir con amigos que fumen, etc. sin embargo, no todo se ve desde este prisma tan reactivo, sino que  también, el individuo deberá valorar algunos beneficios que reportan nuestros nuevos hábitos tales como, no cansarnos tanto, evitar el desarrollo de algunas enfermedades respiratorias, prevenir su aparición o dar la espalda al cáncer, etc.
El MODELO HEALTH ACTIÓN PROCESS, de Shwarzer, 1992 es una recomendación para llevar a cabo dichos objetivos.
Si uno se propone dejar de fumar hay que PLANIFICAR, pero además tendremos en cuenta toda una serie de circunstancias o barreras que nos dificultarán el cambio.
La IMPLEMENTACIÓN DE LA ACCIÓN, que consiste en crear o afinar las circunstancias exactas en las que van a tener lugar dichos cambios es objeto indispensable en nuestra actuación.
Debéis definir y tener muy claro, el DONDE, el CUANDO, y el COMO de dichos cambios para obtener éxito en vuestras nuevas metas, ya que si el hábito es difícil de erradicar la rectitud y persistencia en la planificación suponen una clave para el éxito.

Para el cambio no es suficiente con la intención, pongamos en marcha nuestra planificación!

A.R

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